Buscando información sobre unas minas en el concejo de Aller, encontré dos artículos que me parecieron muy interesantes y te hacen recapacitar el duro trabajo que tienen estas personas que trabajan bajo tierra. Uno de los artículos es de La Nueva España que podéis leer al completo aquí. Otro es un relato vivencial del accidente de La Carinsa que podéis leer en la web de Collanzo. Las fotos son del archivo digital de Asturias.es
"Otro ejemplo de idéntica permanencia 6 o 7 días ocurrió en Moreda, en el Pozo San Antonio, el 6 de Diciembre de 1961 cuando a consecuencia de un derrabe quedaron enterrados a tres mineros. Dos de ellos fueron rescatados a las pocas horas muertos, pero Pedro Avelino Díaz Santervás natural de Santa Cruz de Mieres salvó su vida gracias a quedar aislado en un recodo de la rampla. Santervás milagrosamente no recibió golpe alguno y ello le permitió dentro de su reducidísimo espacio poder beber gotas de agua que resbalaban por una pared cercana y comer cortezas de pino. Al mismo tiempo procuró regular la luz de su lámpara y esperanza.
Las labores de rescate de Santervás llevaron su ritmo tradicional, durante varios días cundiendo el lógico pesimismo a medida que transcurrían las horas. De repente la cuadrilla de rescate percibió un ruido débil, como una especie de golpeo en una mamposta. Ante esta casi imperceptible señal se aceleraron los trabajos hasta llegar al minero el 12 de diciembre. Santervás fue trasladado al sanatorio de Bustiello donde permaneció pocos días. En las primeras horas de su estancia en el centro sanitario mostró buen estado de salud, con vendaje ocular, alterado únicamente por algunos episodios de delirios a consecuencia de la desnutrición y deshidratación."
Tomando como referencia los últimos 130 años de los diarios de más largo recorrido como «El Comercio», «El Carbayon», «La Voz de Asturias», «Región» y LA NUEVA ESPAÑA por municipios, en las mayores tragedias mineras el liderazgo corresponde a Aller. Citaremos las más importantes: El 2 de enero de 1889, Boo registra la mayor catástrofe minera de la historia en nuestra región con 30 víctimas dos de las cuales fallecieron posteriormente al accidente. Cinco años más tarde, en julio de 1894, en el Grupo Legalidad, fallecen 10 mineros. El 6 de enero de 1945, coincidiendo con una gran nevada en Collanzo, una espectacular explosión en la mina «Ampliación» de Asturiana origina 5 víctimas, algunas de las cuales son desplazadas a centenares de metros. El 12 de febrero de 1946 fallecen 11 mineros en el Grupo Melendreros. El 7 de mayo de 1948 un accidente en el Pozo San Jorge se salda con 4 muertes. El 5 de Diciembre de 1959, en el Pozo San Antonio de Moreda, a consecuencia de una inundación fallecen 9 trabajadores (dos de ellos nunca recuperados). Finalmente, en la mina Coto de Bello de Carinsa, el 16 de junio de 1958, pierden la vida ocho mineros. En total un balance trágico: 77 muertos en los siete accidentes.
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A las ya citadas cifras registradas en las grandes catástrofes existe un goteo de muerte en pequeños accidentes que arroja cifras estremecedoras. Sólo en la década de 1955-1965 se contabiliza la muerte de 862 trabajadores con una media anual de 77. El año 1958 es el récord mortal de accidentes con 106.
Al margen de las tragedias mineras mencionamos dos breves apuntes anecdóticos. La extraordinaria catástrofe de Boo en 1889 pudo haber adquirido mayores proporciones. Ocurrió el día siguiente del Año Nuevo y la tradicional celebración del santo de los «Manueles» y su consiguiente resaca provocó la inasistencia al trabajo de muchos mineros que salvaron así su vida.
En el concurso de canción asturiana que organizó el diario «Región,» en 1951, en una de las eliminatorias para actuar en el Salón Babel estaba citado Manuel Barbón, un buen cantante de Blimea que no pudo asistir por estar enterrado por un accidente del que sobrevivió. Una de las causas más justificadas de ausencia que registró aquel certamen que fueron muchas. Barbón actuaría en una eliminatoria posterior una vez recuperado."
La Catastrofe de la Carinsa
"El lunes 16 de Junio de 1958, fue un día triste y desgraciado para los pueblos del Alto Aller. Siete mineros muertos y seis heridos graves fue el resultado de una explosión de grisú, que tuvo lugar en la mina La Carinsa de Bello. El accidente se produjo sobre las doce del mediodía y pronto la noticia corrió como la pólvora por todo el concejo allerano. Gritos, voces, carreras, nervios, se apoderaron de las gentes de estos pueblos del Alto Aller, nada mas conocerse la noticia. En principio se desconocían los nombres de los fallecidos, solo se sabía del número de muertos y heridos, por lo que eran muchas las familias que tenían seres queridos trabajando en esta mina, y el confusionismo era tremendo.
Los nombres de los seis heridos no fueron publicados en la prensa, pero a los pocos días uno de ellos falleció, era vecino de Bello,
El día 17 martes por la tarde se celebraron los entierros en sus parroquias respectivas. La tarde se presentó lluviosa y desapacible, el paisaje del Alto Aller estaba triste como también lo estaban los corazones de los alleranos que lloraban a sus seres queridos, a unos les unía la familia, a otros la amistad, a otros la vecindad. Podríamos decir que todo el valle allerano estaba de luto.
Las manifestaciones de duelo fueron impresionantes en todos los entierros. En cada pueblo y en tomo a las casas mortuoriasse agolpaba la gente para poder entrar a dar el pésame a los familiares. Los horarios fueron distintos para que pudieran asistir las autoridades a todos los entierros. Estuvo presente el Ministro de Trabajo D. Fermín Sanz Orrio, el jefe provincial del Movimiento D. Marcos Peñarroyo, así delegados provinciales de Trabajo, Sres Medina y Sánchez Eguibar. También los alcaldes de Aller, Meres y Lena, acompañaron a estas autoridades.
En resumen una fecha muy triste para la historia del Concejo de Aller, en la que nos dejaron ocho trabajadores, quedaron cinco mujeres viudas y siete niños huérfanos de padre."
Información facilitada por Pedro Rodríguez Muñiz, de Felechosa
No creo equivocarme si digo que mi padre fue uno de los afortunados supervivientes, con 18 años aún sin cumplir. El resultado aún está marcado en su cuerpo en forma de incrustaciones de carbón y quemaduras en uno de sus brazos.
ResponderEliminar:( Un trabajo muy duro y muy poco valorado!
EliminarAgradecería que me enviarán más información sobre el accidente del 5 de diciembre de 1959
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