domingo, 14 de febrero de 2016

La mayor nevada de Asturias: 'la nevadona'

Así fue la 'Nevadona', la más brutal que se recuerda en Asturias

El temporal de 1888 duró más de un mes, dejó 29 muertos y cientos de casas destruidas // La nieve sepultó pueblos y aisló durante días a la región de la Meseta  Nunca hubo otra igual, repetían como un mantra los abuelos de la mitad del siglo XX. Eran las mismas palabras que había dicho los más viejos de finales del siglo XIX. Hablaban de la histórica Nevadona de 1888, la de los tres ochos, como se la conoció popularmente. Una concatenación de nevadas que aisló durante doce días a la región de la meseta y que dejó un rastro de casi una treintena de muertos. Como si se tratase de una
nueva glaciación, la nieve sepultó pueblos, inundó túneles, hundió casas y establos y llevó a la muerte a 29 asturianos. Fue un mes interminable. Hoy se cumplen 128 años del inicio de ese temporal histórico de nieve, justo a las puertas de una ola de frío que congelará Asturias hasta el miércoles.
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La nevada se inició el día 14 de febrero. Nieve perpetua, que duró hasta el día 20. Entonces se vivió una ligera mejoría, aunque con unas feroces heladas. El día 24 volvió la nieve que no cesó de caer hasta la primera semana de marzo. Siguieron nuevas heladas y cuando se pensaba que lo peor había pasado surgió en la segunda quincena de marzo otra racha brutal que no paró hasta el día 22. Durante más de un mes, Asturias estuvo cercada por la nieve o inundada por los deshielos. Las crónicas del diario El Carbayón describen a una región aterida, golpeada por continuas aludes y avalanchas que  hundían casas y segaban vidas humanas. Y agravadas por fuertes ventiscas.

Testigo fiel

El periodista José Laruelo fue testigo del temporal a través de sus crónicas diarias en El Carbayón. En Pajares describió espesores de entre tres y cuatro metros y cómo los alambres del telégrafo servían de pasamanos. “En la vía del ferrocarril, para salir de los túneles, después de pasar la Perruca, tenían que salir arrastrándose, porque las bocas estaban todas cubiertas. La nieve no dejaba ver los palos del telégrafo, tenía siete metros de altura. El temporal era espantoso y tal la altura de la nieve que vinieron haciendo senda sobre los tejados de algunos pueblos”. Y añade: “Los víveres que se enviaron a Linares salieron de Fierros a las doce del día por medio de peatones, que como dejo dicho, caminan con la nieve al cuello y llevando muchas veces los brazos extendidos”, escribe. El periódico ovetense asegura además: “Ya los lobos se acercan a la ciudad. Ayer se vieron algunos en las inmediaciones del cementerio nuevo”.  
La situación en los pueblos de Picos fue dantesca, con temperaturas gélidas y con los habitantes expuestos a continuos desprendimientos. O aislados en cuevas sin alimentos, sacrificando animales y comiéndose la carne cruda. Así lo describe El Carbayón. “En Bulnes cogió la nevada a 40 personas en las cuevas apartadas del pueblo, en donde la nieve medía 6 metros habiendo permanecido en tales cuevas hasta el 3 del corriente que pudieron salir, no sin extraordinarios esfuerzos e inminente peligro de perder la vida, haciendo a la manera de los de Sotres, escaleras por encima del hielo. (…) Aquellas oscuras, tétricas y pavorosas cuevas, cerradas con nieve, y sin tener otro alimento que las mismas reses y ganados albergados con sus dueños y pastores en dichas cavernas; reses y ganados que los infelices se veían obligados a sacrificar y devorar crudos, pues les era del todo punto imposible hacerse con lumbre”.

Aislamiento

La Nevadona mantuvo incomunicada la Meseta durante un total de doce días. Las precipitaciones alcanzaron los cuatro metros de nieve en Villamanín --también afectó a la estación de Busdongo-- y taparon las bocas de los túneles del ferrocarril. La compañía ferroviaria movilizó todos los recursos humanos --250 obreros-- aunque sus esfuerzos no tuvieron resultado por los continuos aludes que se producían, a lo que se sumaban los efectos de las fortísimas ventiscas que hacían inviable los trabajos de espaleo en las vías.
Según cuenta la historia, era tan fuertes las ventiscas que el viento introducían
la nieve en el interior de los túneles hasta 70 metros lo que derivó en casos de túneles atiborrados de nieve al llegar por ambas bocas. Además, máquinas y vagones desaparecieron bajo la nieve que caía "a puñados". Ante la falta resultados en los trabajos de los empleados de Renfe finalmente se incorporaron a las labores de limpieza de los túneles y de las vías 900 soldados lo que permitió que el día 26 de febrero cruzara Pajares el primer convoy que había estado detenido en la estación de León desde principios de la gran nevada.

Efectos mortales

En Asturias se vinieron abajo decenas de casas, de cuadras y hórreos, incapaces de aguantar el peso de la nieve. Y en los deshielos, los ríos arrasaban con puentes y muros. Las crónicas describen a dos jóvenes sepultados en Pajares por una avalancha, a equipos de rescate obligados a profundizar entre siete u ocho metros para rescatar a heridos, a un alud que sepulta la casa de la una guardesa que se encontraba dando a luz, a cinco fallecidos en Ponga tras destruir la nieve su casa, avalanchas que matan a más de 800 cabezas de ganado en Morcín o arrasan cuatro casas con 10 muertos en Pajares. Un temporal sin precedentes, que diezmó la ganadería asturiana. Los animales o eran víctimas de los aludes o de la falta de alimento o incluso de agua, al no poder salir de los establos. Lo mismo sucedió con la fauna salvaje, especialmente en el caso de rebecos o  corzos.
“Los edificios están cubiertos por la nieve, hasta el extremo de que intentando averiguar el paradero del hermano del capellán de Piñeres hemos tenido que recurrir al medio de llamarle a grandes voces y fuertes silbidos, logrando que él, desde la habitación en que se hallaba, se abriera brecha con un palancón en el tejado, indicándonos así el sitio a donde nos debíamos dirigir”, relata El Carbayón. “Y continúa nevando atrozmente, vuelvo a repetir que los más ancianos del país están asustados, pues no recuerdan haber visto jamás una nevada tan espantosa”. Sucedió hace 128 años.

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