lunes, 29 de febrero de 2016

El carnaval o antroxu rural asturiano

La peor penitencia que le puede caer a un " mazcaritu", que es como en algunos lugares de la región se llama a los que se disfrazan en carnaval, es que los otros parroquianos lleguen a reconocerle debajo de sus atavíos. Por eso, en el Antroxu rural asturiano, del que aún quedan señas en localidades de concejos como Laviana, Aller, Lena, Ponga o Caso, el que escondía su verdadera personalidad bajo la máscara, o no hablaba o  su tono de voz, o se tiznaba la cara de negro con hollín o con un corcho quemado y se ponía una media debajo de la careta.
En Antroxu- o antroido, antroiro, antroito, antruejo o entruejo, que el carnaval en Asturias tiene casi tantos nombres como máscaras el festejo - todo está permitido. en suelo asturiano fueron seculares las mascaradas de invierno, que comenzaban al final de la Navidad y llegaban hasta las puertas de de la rígida cuaresma. Guirrios de Ponga, Laviana, San Martín y Langreo; Zamarrones de Lena; Zaparrastros de Aller; Bardancos de Caso; Guilandeiros de Tineo y Sidros de Bimenes y Nava cubrían su rostro y cuerpo, pedían aguinaldos y armaban enorme estruendo con esquilas, pucheros desportillados, cascabeles y campanillas.

CARNAVAL DESDE NAVIDAD
Hasta que el carnaval topó con la Iglesia, lo que debió ocurrir durante la Edad Media, había celebraciones profanas desde la Navidad hasta el Miércoles de Ceniza, inicio de los rigores de la Cuaresma. No estuvo por la labor el poder eclesial de dar al Antroxu lo que es de " antroxar" y estas "aberraciones de paganía" se concentraron en los tres días previos al inicio del período cuaresmal. Ya que la iglesia no pudo cercenar tradiciones populares tan arraigadas que hunden sus raíces en fiestas romanas, decidió agruparlas en jornadas previas a la imposición de la ceniza.
Entre los personajes ancestrales del Antroxu rural asturiano destaca el "Guirrio", personaje burlón, disfrazado y escandaloso que en diversos municipios del centro de la región acompañaba con sus chanzas a grupos de comediantes que tan pronto representaban autos sacramentales como comedietas de corte populachero. Y pedían el aguinaldo y se acompañaban de un pértiga larga para dar saltos y correr tras las mozas.

SU VESTIDO
El " Guirrio" vestía camisa y pantalón blancos, polainas de paño negro y una faja roja. En el cinturón de cuero portaba cascabeles y campanillas y adornaba su cabeza con un bonete en forma de cono. En Siero y en Lena, este personaje carnavalero cubría su cabeza, pecho y espalda con pieles de oveja, a las que se añadía, como remate, un rabo de raposo. Los guirrios hacían "guirriadas" en las "fiestas guirriales" en las que los comediantes actuaban en torno a un personaje central, la vieja Marica, que en medio de la representación se ponía de parto para alumbrar a un animal, que por costumbre solía ser un gato.
Parecido al guirrio era el "Zamarrón" un disfraz festivo que tiene su común en el Zangarrón de Zamora y en personajes de la fiesta de la Viejanera, que se celebra el 31 de diciembre en la provincia de Santander. El Zamarrón salía en los días de aguinaldo y estrenas y caminaba en grupos de 12 a 16 mozos en "Zamarronada". Su vocación era agitar los cencerros para armar buena bulla. Cubierto con esterones de esparto teñidos de rojo y amarillo, ceñía su disfraz al cuerpo con las correas que sirven para uncir las yuntas de bueyes.
En el concejo de Grado, el Antroxu era una especie de muñeco que visitaba a los niños a media noche, manejado mediante hilos por los mayores desde un altillo. Con su visita traía dulces y pasteles a los expectantes paladares infantiles.
Las caretas son el disfraz por antonomasia del carnaval. Las más características eran las fabricadas en lienzo, con dos agujeros, recubiertas con un pañuelo; las que caían a modo de visera; o lo que se llamaba "hacer el oso", con pieles de oveja o "mullides" de vaca, completadas por un cilindro de cartón cosido a un remate, a modo de hocico.

Llaman "marutamientu" al acto de disfrazarse en el carnaval rural, pero siempre que se haga con las trazas más desastradas y las ropas más viejas y raídas que permanecen en el desván. Todo lo que había que hacer es resultar irreconocible. La máscara empezó siendo de "pelleyu" de oveja o de cabrito. Después se usaron cartones, cajas de zapatos. los "antroxos" se pintaban la cara y se ponían una media sobre la cabeza, para que nadie pudiera reconocerles si llegaba a caer la máscara.

Artículo de Marisa Díaz para Las leyendas de Asturias

Los primeros vasos de sidra de Asturias

Con la instalación en el Natahoyo (Gijón) en 1.827 de la fábrica de vidrios y posteriormente La Industria en Begoña, en el año 1.843, se inicia la fabricación de la típica botella de sidra natural también de color topacio cuyo formato se mantiene en la actualidad. Esta botella está formada por tres piezas o cuerpos y se llamaba molde de madera.
A partir de entonces la sidra se transportaba en botellas. Se reunían varios chigreros, compraban cierto número de barricas, se trasladaban al lagar y embotellaban la sidra. El transporte se realizaba en carros de bueyes, colocando las botellas entre " pación" o hierba seca para que no rompiesen. Solía llevar cada carro una o dos pipas de sidra (600-1.200 botellas) que una vez en el chigre se colocaban en bandejas de madera de 100 botellas.
La " xarra de sidra ". Hizo las funciones del vaso actual durante muchos años, aunque hubo que arrinconarla debido a su incomodidad por el peso y, sobre todo, por lo que concierne a la limpieza de la misma.
En Faro y en Somió describían esta pieza como "...un poco más pequeña que la jarra común, de una sola asa, panza alta, base estrecha y a veces con marcas de capacidad y propiedad ". Existe en bable el verbo XARRIAR. " sacar sidra o vino con la jarra ".
La medida de las jarras de sidra, de las más corrientemente usadas, se acercaba a los tres cuartos de litro y no llevaba señales, pero sí las que se consideraban algo más grandes, de la siguiente forma: la que contenía dos jarras pequeñas llevaba marcadas en la panza dos rayitas verticales, la que contenía tres, tres rayas y así sucesivamente pero sin sobrepasar nunca las seis marcas.
Hubo algunos alfareros que trabajaron la técnica del moldeado de jarras con lo cual las marcas quedaban impresas desde el mismo momento del prensado del barro. Otras veces era el propio lagarero quien marcaba con pintura la capacidad de la vasija con números bien a la vista.
Valentín Monte nos refiere, en su trabajo, algunas de las "trampas" llevadas a cabo en las jarras en comandita entre el comprador y el artesano, tales como dejar más barro del normal en la base de la vasija, con lo cual, a idéntico tamaño correspondía menos capacidad. No deja de ser curioso el hecho que en casi todos los alfares se hayan fabricado, como una pieza más, los famosos botijos e incluso jarras de trampa por las que el incauto bebedor no podía beber sin derramar el líquido.
Además de las marcas de medida existían las marcas de propiedad. Si esto se llevaba a cabo por moda o costumbre señalar con marcas de propiedad las jarras del lagar era imprescindible puesto que frecuentemente se las prestaban unos lagareros a otros se hacía necesario una clara señal de identificación.
Como la jarra era una mercancía frágil cada cinco o seis años había que renovar una gran parte o casi todas las piezas del zafariche. De ahí que siempre hubiera trabajo para los tarreros de Somió, alfareros de Siero, de Faro y de Villayo.
El vaso de sidra- otra de las piezas que anda unida y confundida con la xarra es el vaso. Era una vasija parecida a nuestros vasos de vino , de paredes relativamente finas, un poco abombadas y de poca calidad escasamente los 300 centímetros cúbicos. Alguno de estos vasos conservan en la boca una extraña forma elíptica, practicada, al parecer, por el alfarero a instancias de algunos bebedores, para facilitar la degustación de la sidra. Pero su uso fue muy limitado y se ceñía a casos particulares: niños y a personas de poco beber.
También estuvo extendida la toma de sidra en escudillas al estilo como se toma hoy el "vino de Ribeiro", y acaso fueron las fabricadas en madera por cunqueiros y artesanos del ramo las primeras vasijas en las que se degustó nuestra bebida regional.
Hoy existen artesanos de la madera herederos de aquellos cunqueiros y fabricantes de "caziplos", "xarras"y "zapicos" que aún siguen manteniendo la tradición de fabricar estas vasijas de madera más con fines decorativos que utilitarios.
Tuvo que ser el barro quien cumpliera esta misión hasta que vino a ser sustituido por los modernos vasos de cristal que desde los llamados franceses, de casi 500g. de peso y con una capacidad para cincuenta centilitros, se pasó al moderno vaso grande de paredes muy finas y lisas que también se fabricó en Gijón.
Las vasijas para la sidra más antiguas de las que hay constancia eran de madera, utilizadas sobre todo para el trasiego del líquido, puesto que para el consumo, además de poco higiénicas, alteraban el olor y el sabor del producto.
El recipiente sidrero de madera más conocido era la "zapica", el "peyu" en la zona oriental. Tenían una forma troncónica, con más anchura en la base. Su capacidad variaba entre el medio litro y los quínce litros. Las de pequeño tamaño llevaban una sola asa, mientras que las más pesadas tenían dos. La mayor parte de estos utensilios se elaboraba con madera de castaño, aunque también hay constancia de la utilización de abedul o de "umeru".
Con el paso del tiempo, la madera fue dejando paso al barro. Aunque numerosos alfares de la región fabricaron recipientes para la sidra, el de Faro (Limanes) llevó la voz cantante. Además de todo tipo de "xarres", se tiene constancia de la existencia de "panellas", con una capacidad superior a los ocho litros, y de vasos, que tenían un perfil troncónico invertido y se utilizaban para el consumo de pequeñas cantidades. Ni con la madera ni con el barro se sabía del escanciado.
Andado el tiempo,. el vidrio vino a sustituir al barro en las vasijas de consumo de sidra. Ambos elementos coincidieron durante un apreciable periodo de tiempo, aunque finalmente las piezas de alfarería fueron perdiendo espacio.

Los primeros vasos de sidra de vidrio se elaboraron en La Industria, de Gijón. Eran varillados y tenían un peso de casi medio kilo. Se les denominaba "de los franceses", debido a que los técnicos que dirigían entonces la fábrica de vidrio eran de esa nacionalidad.

Bibliografía:"Sidra y manzana de Asturias" de Jose Antonio Fidalgo para el periódico La Nueva España ( edición 2004)

Breve resumen de la Estación del Norte de Gijón

La incidencia del ferrocarril en la ciudad de Gijón es fundamental para entender su desarrollo y ordenación urbana. Gijón llegó a contar con tres  estaciones término pertenecientes a tres compañías ferroviarias: Langreo, Norte y Carreño.
El edificio que alberga actualmente el Museo del Ferrocarril de Asturias entró oficialmente en servicio el 23 de julio de 1874, con la inauguración del tramo Gijón-Pola de Lena. Fue construido por la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste, siguiendo el proyecto del ingeniero Melitón Martín, empleando una arquitectura estandarizada. Así el proyecto de estación de primera clase fue el mismo en las estación de La Coruña y Gijón. Su lenguaje arquitectónico resulta ecléctico; zócalos, cornisas, pilastras…formalizarán la base de la composición del edifico.
Gijón, como única terminar en Asturias concluyó, además, otro conjunto de inmuebles: cocherones para carruajes, depósitos de agua, muelle cubierto de mercancías y una ronda de locomotoras. En el contexto de la arquitectura ferroviaria española la estación  presenta dos rasgos de interés, primero su antigüedad respecto a las demás de categoría semejante a las líneas de la Compañía del Norte, a las que inevitablemente esta vinculada  y en segundo lugar, el ejemplo gijonés supone uno de los primeros pasos hacia el periodo de sofisticación estilística ferroviaria, detectado para el caso español a partir de 1870.
La estación fue el foto de atracción para la creación de industrias y asentamientos obreros. Por ella llegaban campesinos, emigrantes, intelectuales, burgueses y aristócratas, por ella salían los carbones de la cuenca y circulaban un sinfín de mercancías de todas clases. Los limites de la estación separaban dos formas enfrentadas de urbanismo: la caótica ciudad industrial y el municipio legislado y ordenado.

Tras casi 116 años de servicio ininterrumpido, como verdadera puerta de la ciudad, y en manos de sucesivas compañías ferroviarias, el 28 de enero de 1990, hizo su entrada en la estación el ultimo tren de viajeros. Tras un corto periodo de desuso fue acometida su rehabilitación y convertida en el edificio  principal del Museo del Ferrocarril de Asturias. 

domingo, 28 de febrero de 2016

Concurso de fotografía de patrimonio industrial


La primera actividad conjunta será un concurso fotográfico sobre patrimonio minero, que se presentó en el Ayuntamiento de Mieres. Castillletes, pozos, fábricas, casas de apeos... serán objetivos de las cámaras de los participantes (profesionales y aficionados), en este I Concurso Patrimonio Histórico Industrial: Llangreú, Mieres y Uviéu. Los trabajos se pueden presentar hasta el 31 de marzo.
Todas las fotografías formarán parte de una muestra que, previsiblemente, será inaugurada el 6 de mayo, en Langreo, donde se entregarán los premios. Los galardones cuentan con una dotación económica de quinientos euros para el primer premiado, trescientos, para el segundo y doscientos, para el tercero. Además se otorgará un accésit para menores de dieciocho años con un importe de 150 euros

sábado, 20 de febrero de 2016

Lastres desde San Roque

Fotografía de Javi Rodríguez.

Iglesia de San Juan Mieres del Camino

Foto: Maximino Sergio Gutierrez Garcia

Taramundi


Fotografía de Arturo Murias Bouza

Caserío de Gayoso


Fotografía de Paulino García Suárez

Puerto de Tarna (1932)


Picos de Europa


Fotografía de Semeya de Toral Fotografía

Iglesia de San Martín de Gurullés (Grado)

La iglesia de San Martín de Gurullés está situada en el concejo de Grado.El lugar de ubicación de la iglesia se denomina de San Martín y está situado en una loma sobre el valle de Reconco y rodeada por un núcleo de población, compuesto por un pequeño número de caserías, dedicadas a la explotación agropecuaria. Se trata de un edificio que actualmente cumple funciones parroquiales. Según la relación bibliográfica existente, era un monasterio prerrománico erigido en el año 863.

Tiene su origen en la fundación, cuya fecha se desconoce, de un monasterio femenino, que, como era habitual en la Edad Media, pasó a convertirse en comunidad masculina. La primera referencia documental sobre este centro, la encontramos en un documento, fechado en 1273, perteneciente al Monasterio de Cornellana, en el que aparece como abad Diego Rodríguez.
La advocación a San Martín, santo de influencia francesa y destacada devoción altomedieval, sugiere la relación con las peregrinaciones a Santiago del cenobio, que, además, estaba situado en un lugar próximo a una de las rutas de peregrinación. Tras una época de crisis, el conde Alonso, hijo del rey Enrique y doña Juana, desembargó los bienes de la colegiata y le concedió otras mejoras. El obispo Don Gutierre concedió unas consituciones reformatorias al centro.
Desde principios del siglo XVI, disponía, por lo menos, de cinco canónigos, que eran presentados por el abad y tenían obligación de residir algunos días al año. En 1515, la Colegiata ya era de presentación de la Casa de Miranda, lo que explica la habitual presencia de abades de esta familia en los siglos siguientes.  El patrimonio de la misma ya era considerable a principios del siglo XV, y estaba constituido por numerosas heredades en el propio Gurullés, Restiello, Sama, en el concejo de Grado, y en otros concejos limítrofes. A la Iglesia de San Martín de Gurullés pertenecía el beneficio curado de San Andrés de Praúa, en Candamo, y el beneficio de Sama, en Grado.
En el año 1841, el marqués de Valdecarzana, Judas Tadeo Fernández Miranda se hace con la propiedad de los bienes de la Abadía.

La iglesia consta de una sola nave, tramo recto con bóveda de arista y un único ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera. En la fachada sur se sitúa un pórtico alargado.
Exteriormente destaca la portada sencilla, con triples arquivoltas de medio punto sin decoración apoyadas en dobles columnillas con capiteles vegetales. Se completa con un cuerpo rematado por tejaroz sobre canecillos y una espadaña del siglo XVIII. El ábside semicircular presenta vano de iluminación abocinado y cornisa con canecillos.
La configuración de los volúmenes exteriores y de los elementos decorativos obedecen a una corriente purista del románico, coincidiendo con una etapa clásica del estilo.

A pesar de la pérdida de elementos originales por destrucciones y restauraciones poco afortunadas, el interior del edificio conserva elementos de excepcional interés. Las cuatro columnas sobre las que apoya la bóveda del presbiterio constan de basa, fuste estilizado y capiteles tronco cónicos con motivos vegetales de talla sumaria. En unos aparece una única representación antropomórfica: un hombre pensativo con su gran cabeza apoyada entre las manos. Ofrece la estética propia de la plástica románica: desproporción, simetría, hieratismo y simplicidad de formas, con un resultado antinaturalista e intención didáctica.

El 19 de septiembre del año 2000, se da a conocer el descubrimiento de una lápida en la que aparece una inscripción con la fecha de fundación del templo, grabada en un sillar del zócalo, situado en la pared sur y cubierto por la actual sacristía. Dicha inscripción sitúa la construcción de este templo en el año de 1177, y representa la tercera inscripción más antigua en una iglesia en Asturias.

La última remodelación del templo en el año 2003 ha sido esmerada y evidencia el deseo de los parroquianos de conservar un edifio testigo de la historia y que conserva además la inscripción más antigua de Asturias después de San Miguel de Lillo y Valdedios.

Fuentes: Archivo de Asturias, Asturnatura y Turismo Asturias.

jueves, 18 de febrero de 2016

Torre de Valledor (Allande)


El conjunto denominado Torre del Valledor (Valle de oro), situado en San Martín del Valledor (dentro del Paisaje Protegido de las sierras de Valledor y Carondio, zona que sufrió un grave incendio en el año 2011), lo comprenden cuatro edificaciones la Torre, la Capilla y la Casa del Cimjano de los siglos XVIIXVIII, y una panera del siglo XIX.  La Torre del Valledor fue construida en el siglo XVI por Juan Alonso Valledor y Navia. Tiene un uso residencial y es de titularidad privada. Esta declarado como Bienes de Interés Cultural el 18 de junio de 1992.
La Torre es el edificio más signifivativo del conjunto. Tiene planta cuadrada que se adapta a las irregularidades del terreno. En el frente principal presenta tres alturas y sobre la fachada se sitúa el escudo de los Valledor. La fachada principal, revocada y pintada imitando sillares regulares (es de mampostería y sillarejo) se compone con simetría, con el eje central marcado por la puerta y el escudo. La puerta tiene un arco adintelado, formado por dovelas trabajadas a modo de cuña. Sobre ella, en enmarque rectangular, aparece el escudo de los Valledor, con yelmo, dispuesto sobre tarja que imita cuero recortado y con la divisa de la familia en la bordura. A ambos lados y encima del blasón hay tres ventanas del siglo XVI encuadradas por placa lisa con pequeñas orejas. 
La construcción es a base mampostería pizarrosa y sillar de pizarra en las esquinas. La cubierta a cuatro aguas es a base de lajas de pizarra. La Casa del Cimjano es una edificación tradicional de dos plantas, destinada la baja a cuadra y la superior a vivienda. El sistema constructivo es idéntico a la Torre. La Capilla es de planta cuadrada y de pequeñas dimensiones. La Capilla está precedida de un pórtico y la cubierta es a base de lajas de pizarra. El Conjunto se completa con una panera construida en el siglo XIX. Se levanta con ocho pegoyos de lajas de pizarra sobre una construcción inferior. En el lado sur tiene un cortedor en voladizo, y en el lado este tiene un tetrasquel tallado.
Podéis ver la colección que hay en su interior pinchando aquí.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Fiesta del Pastor (Cangas de Onís)

La Fiesta del Pastor, celebrada todos los años el 25 de julio en la Vega de Enol, al lado de los lagos de Covadonga,es uno de los encuentros más emblemáticos de toda una forma de vida. La celebración supone un acto de homenaje a esa comunidad unida que ha roto las barreras del tiempo.
El primer año en el que se celebró la fiesta fue en 1939. Ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. En 1994 el galardón de Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar fue concedido a la comunidad de pastores de los picos de Europa.

Nació como fiesta en 1939, a la luz de la reunión anual que los pastores de la zona celebran para repartirse equitativamente los pastos y nombrar al administrador de los mismos. Además  supone todo un alegato a las labores y costumbres que se desarrollan en la naturaleza y perviven arraigadas en la población de la montaña asturiana, siendo la única oportunidad que existe de acampar, desde la tarde anterior, en la Vega de Enol, lo que para algunos es principal aliciente de la convocatoria. Esta práctica está prohibida el resto del año en un paraje cuya preservación limita también el acceso de vehículos a motor de cuatro ruedas, a excepción de aquellos que participan en la Vuelta Ciclista a España cuando ésta sitúa allí la meta de una de sus etapas más emblemáticas.

A las 8 de la mañana los romeros salen de Cangas de Onís camino de los Picos de Europa donde tiene lugar la Fiesta, muy cerca del lago Enol, siendo la única noche de todo el año en que se permite acampar en ésta zona. A las 10 tiene lugar la Misa en la capilla del Buen Pastor. Es una romería popular que se celebra al aire libre en la Vega de Enol, a la vista de Peña Santa (2.596 m.) a unos 200 m. del Lago Enol Covadonga, en donde se celebra la Misa Solemne.

Tras la misa en la Capilla del Buen Pastor, se reúnen en Conceyu abiertu/Concejo Abierto, la Corporación y el Consejo de Pastores, tiene lugar el reparto de pastos entre todos los Pastores de la Montaña de Covadonga y se elige el administrador de pastos y a la Pastora más guapa. Comienzan los juegos rurales con la tradicional subida a la Porra de Enol, carrera de caballos montados a pelo, concurso de tracción de cuerda, exposición de quesos elaborados en el Puerto, exposición de quesos de artesanía pastoril, actuación de grupos folklóricos, etc. Son elegidas "la pastorina y damas del puerto de la montaña de Covadonga" que presiden los actos festivos

A partir de ese momento se inician los eventos deportivos y folclóricos que hacen de esta originaria reunión de pastores todo un acontecimiento festivo. Una carrera pedestre reúne a numerosos participantes en la escalada a la Porra de Enol, un promontorio granítico junto al lago del mismo nombre cuya cima se encuentra a 1.279 metros de altitud. Terminada la prueba se inicia una competición de carreras de caballos (antaño se montaban a pelo) para ejemplares cruzados de mixtos y de pura sangre y acto seguido comienza la de tira de cuerda (la sokatira vasca) por equipos.

La jornada se adereza con exhibiciones en el manejo de perros, exposición de artesanía, degustaciones de quesos artesanos de la zona y actuaciones de bandas de gaiteros, tanto locales como, en ocasiones, extranjeras. También se baila el tradicional Corri Corri. Y para los niños existe una zona de juegos tradicionales donde sus progenitores pueden dejarlos a buen recaudo mientras disfrutan a su aire del evento.

Para muchos lugareños y foráneos, especialmente jóvenes, la fiesta comienza la noche anterior cuando suben a la Vega de Enol a tomar copas y bailar en los chiringuitos que ya están instalados y o quedarse para participar en las actividades del día siguiente o bajar a Cangas de Onís antes de que se cierre la carretera por la que discurre la romería.

Los protagonistas de esta fiesta, los pastores de la zona, acostumbrados a velar por sus intereses colectivos desde mucho tiempo atrás, encontraron en 1939 un día del año, el 25 de julio, para divertirse, competir y exhibir tradiciones de alta montaña.

¡Os dejo un vídeo de Turismo Asturias para que os entren las ganas de venir!


Fuentes: Turismo Asturias, España Fascinante, La Nueva España

Día de Asturias (Gijón)

(C) Tomás Torrecillas
El Día de Asturias en Gijón es un clásico del verano en esta ciudad y se celebra siempre el primer domingo del mes de agosto. Tras una jira campestre en el Cerro de Santa Catalina, hay un desfile de carrozas y grupos folclóricos asturianos y de otras regiones y países por el paseo del Muro de San Lorenzo hasta el Estadio del Molinón, donde se pone el colofón con un gran festival.
Esta fiesta es el preludio de la Semana Grande gijonesa, que comienza pocos días después.
El Cerro de Santa Catalina, los Jardines del Náutico, la Plaza Mayor, el Muro de San Lorenzo y el Estadio del Molinón son escenarios típicamente gijoneses, y todos en el entorno costero de la ciudad, lo que hace que la fiesta tenga, además del componente lúdico, unos paisajes de excepcional belleza. Además se realizan concursos como "la cesta más prestosa de la jira" o la "Mejor presentación de comida en prau". También se hacen exhibiciones deportivas como carrera de panoyas, lazamiento de barra asturiana, tiro de boina, rayuela, carrera de lecheras, etc 
También, como en toda fiesta asturiana, se hace la puya 'l ramu. Suelen poner una barraca para que la gente compre las bebidas frescas (y redios, subir esa cuesta con las cajas de sidra no es muy sano) que corren a cargo de la Comisión de Fiestas Los Remedios y la Soledad de Cimadevilla.  ¡Os esperamos!

Festival de la Manzana (Villaviciosa)

El Festival de la Manzana es el punto de encuentro y de homenaje a los productores del campo asturiano y a las manzanas de Asturias que son el mayor patrimonio que tiene nuestra localidad. Fue declarada fiesta de interés turístico regional desde 1992, y festival de categoría única en el Principado de Asturias, Villaviciosa se engalana para ser en estas fechas más capital manzanera que nunca. 

El Festival de la Manzana, nace en 1960 de la mano Don Sergio Alvarez Requejo, como fórmula de promoción de la fruta y la bebida más emblemática de Asturias.

Su celebración fue alternándose entre las Fiestas del Portal, en septiembre (época en que la manzana, no tiene aún buena maduración) y octubre (punto óptimo para su recogida).

En la actualidad, se viene celebrando cada dos años (años impares), coincidiendo con la cosecha más abundante y durante el mes de octubre, por la bonanza del fruto. 

Durante estos días tienen lugar varios eventos festivos que sirven para representar con toda su intensidad los rasgos más destacados del Festival:

  • El Mercado de Otoño, donde expositores de los mas variados productos de la manzana y derivados muestran su creaciones.
  • El Concurso de Plantaciones, premiando a las mejores pomaradas del Principado, integrando profesionalización y tradición en el cultivo.
  • Concurso de Exposición de Manzana, con su correspondiente escenario en la Exposición de Manzana abierta al público todos los días del Festival.
  • Elaboración del Primer Mosto y Ofrenda a la Virgen del Portal: tras la tradicional Misa en la Iglesia Parroquial, se sigue a la procesión por las calles de Villaviciosa, en recorrido hacia la Plaza de Ayuntamiento. Durante el transcurso se elaborará el primer mosto de la temporada que posteriormente la Reina de la Manzana y de las Fiestas ofrecerá a la Virgen del Portal. Acompañado de gaitas y bailes tradicionales es, sin duda, el momento más emocionante del Festival.
  • Conciertos musicales, muy variados, desde la música tradicional, pasando por el  folk, las verbenas, corales.. buscando siempre la mayor afluencia de público posible.
  • Actividades Infantiles: divertir a los más pequeños de la casa y a su vez promover la cultura de la manzana desde abajo, para perdurar en el tiempo.
  • Desfile de carrozas: tradición emblemática de antaño, nuevamente recuperada en la edición de 2011 y que por reclamo popular, esperamos poder repetir en próximas ocasiones.
  • Programación variada: concursos, exposiciones, catas y degustaciones populares, programas de radio en directo… introduciendo siempre nuevas actividades que capten el interés general.

Fuente: Ayto Villaviciosa

Pozu San Fernando (Aller)


El pozo balanza San Fernando fue profundizado en 1942 por la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara, creada en Paris en 1879, fundada por José Tartiere y Policarpo Herrera, una empresa que ya poseía algunas explotaciones de montaña en la zona alta del concejo de Aller desde 1916 (El Escobio, Cabañaquinta, etc). 

(C)José Hortensio Velasco Rabanal
La particularidad del pozo balanza consistía en que la extracción del carbón, en lugar de efectuarse por el embarque del castillete, se hacía mediante un socavón abierto en la parte baja, por el cual entraban los mineros, tomando la jaula en el interior y ascendiendo con ella hasta las distintas plantas. 

La tracción, por tanto, se efectuaba por contrapesos. El carbón seguía así una trayectoria inversa, al descender por las jaulas hasta ser extraído por el socavón que estaba situado en la primera planta.

Tanto el pozo, de 253 metros de profundidad y cuatro plantas, como el socavón Santa Ana, de 1850 metros de longitud, pasaron a integrarse en HUNOSA en 1967, que cerraría las instalaciones en 1968 tras el agotamiento del yacimiento. Este conjunto de labores y explotaciones fue conocido como Grupo Santa Ana.

(C)José Hortensio Velasco Rabanal
Se han conservado en relativo buen estado tanto el castillete, de 15 metros de altura hasta el eje de poleas, como la casa de máquinas y algunas instalaciones auxiliares, debido en parte a las dificultades de acceso que el pozo tiene, por encontrarse en la zona alta de la montaña con un acceso para vehículos prácticamente imposible.
(C)José Hortensio Velasco Rabanal

Comentar que es de acceso libre y tiene visitas guiadas gratuitas durante los meses de julio, agosto y septiembre.

Nota: Para llegar al pozo vamos a la salida Cabañaquinta por la AS-112 tomamos el desvío a Serrapio y Orillés hasta llegar a esta última localidad. La carretera finaliza en Orillés, desde donde parte una senda verde (PR-AS 205) que da acceso al Pozo San Fernando, junto al cual se encuentra el área recreativa. El itinerario tiene dificultad baja y unos 20 minutos de duración. Acceso sólo a pie desde Orillés.

Fuentes: Archivo histórico minero, turismo Asturias y miblog

El enigma de la iglesia de San Vicente de Serrapio (Aller)

Seguramente les va a aparecer extraño que hoy empiece hablándoles de motos para acabar haciéndolo de reliquias medievales, pero ya saben que aquí, como buenos heterodoxos, no tenemos reparos en hacer estas cosas. Así que hoy iniciamos nuestra historia el 4 de julio de 1947 en la ciudad de Hollister, California, donde la celebración habitual de la fiesta nacional norteamericana acabó con serios incidentes de los que se culpó a los grupos de motoristas que se habían concentrado en el lugar.
Para lavar su imagen, la Asociación Americana de Motociclistas quiso dejar claro que la mayoría de sus miembros eran personas de bien y solo un 1%, formado en su mayoría por marginados que habían regresado de la segunda guerra mundial sin saber adaptarse a su antigua vida, dañaba su imagen. Entonces los acusados, en vez de amilanarse hicieron bandera de aquel comentario y colocaron en sus chalecos un parche con aquel significativo 1% indicando que ellos eran los auténticos moteros en contraposición al otro 99% de domingueros.

Lápidas de la iglesia de Serrapio.
No ha pasado tanto tiempo desde que el equipo del televisivo Iker Jiménez decidió aprovechar para sus programas un par de estas páginas que ustedes tienen la paciencia de leer. Sus colaboradores estuvieron en Turón y en La Camocha, que aún estaba abierta, para poner imágenes a los «fantasmas de las profundidades», donde se hablaba de las apariciones en el interior de las minas y en otras dos ocasiones visitaron Aller para subir hasta El Rayán y contar cosas sobre los sucesos de su casa encantada, porque en este caso, además de filmar para el famoso «Cuarto Milenio» también quisieron incluir el caso en otro programa radiofónico de la misma temática.

Cuando en aquella ocasión las cámaras volvieron a sus fundas y llegó la hora del café, quise preguntarles a los encargados del programa si realmente ellos creían en los fenómenos inexplicables, y su respuesta vino a coincidir con la impresión que yo también he sacado después de andar muchos años detrás de estas cosas: en la inmensa mayoría de los casos todo es fantasía preparada para el consumo mediático, pero existe un 1% que se escapa a cualquier explicación.

Yo me encontrado con ese 1% en dos ocasiones, y las dos en el concejo de Aller. Una está precisamente en los hechos que se registraron a principios del siglo XX en El Rayán y que constituyen un verdadero catálogo de fenómenos paranormales, vistos por numerosos testigos y -lo que es más importante- sin que favoreciesen ningún interés económico. El otro está en la iglesia de San Vicente de Serrapio, que es sin duda el lugar más enigmático de Asturias.

San Vicente se levantó, según reza una de las inscripciones que se conservan en su interior, en la era 922, es decir en el año 884 de nuestro calendario, aunque el templo cristiano aprovechó un lugar que ya se veneraba desde la noche de los tiempos y en el que los romanos también adoraron a sus dioses. Hace unas décadas, los arqueólogos localizaron bajo su suelo enterramientos que abarcan más de mil años, hasta llegar al siglo XVIII; aunque con anterioridad ya se conocían otros tan curiosos como el de un personaje que cuando fue exhumado aún conservaba algo de pelo y cubría su cabeza con un gorro de lana morada y cintas plateadas. El gorro y algunos huesos de la cabeza se conservaron varios años en un cajón de la sacristía antes de perderse definitivamente.

Y es que en la iglesia de Serrapio abundan los enigmas. Allí han aparecido numerosas lápidas de diferentes épocas, unas están perfectamente estudiadas, otras son extremadamente difíciles de interpretar, ya que ni siquiera puede identificarse con seguridad el tipo de escritura en que fueron grabadas las inscripciones. Sus escasos, pero representativos canecillos románicos, los magníficos capiteles del interior, las llamativas pinturas de sus altares y de la sacristía, la propia arquitectura del lugar, todo está lleno de huellas que denotan la presencia de una comunidad vinculada a la Orden del Temple y también a la práctica de la alquimia, como he defendido en otras ocasiones más extensamente.

Podríamos detenernos en cualquiera de estos aspectos, pero hoy quiero que conozcan la pequeña historia del hallazgo de unas reliquias, tal y como se cuenta en la documentación de esta parroquia que se guarda en el Archivo Histórico Diocesano de Oviedo. Los hechos ocurrieron, según lo narró por escrito don Pedro Zapico, el párroco de entonces, en los primeros días de junio de 1880, cuando se procedió a reformar el interior del templo para reparar su suelo con tabla y hormigón, aprovechando para hacer otras obras menores y trasladar a la vez algunos retablos a sus ubicaciones originales, de donde habían sido desplazados décadas atrás.

En el curso de aquellos trabajos, al deshacer en un lateral una mesa de altar de piedra labrada para colocar el retablo de Nuestra Señora del Rosario se encontró una losa con una inscripción en dos líneas, que no les puedo transcribir aquí porque no se corresponde con ningún tipo de letra que admita la tipografía. Bajo ella había otra piedra como de un pie de largo y ocho pulgadas de ancho con dos hoyos cuadrados, muy bien trabajados y -ahora les dejo con el texto original- «dentro de los hoyos, que estaban llenos de agua cristalina, había dos cajitas de madera, la una corrompida, que al tocarla se deshizo, pero contenía en su interior unas cosas como lienzos, sangre quemada o carbonizada y polvos de huesos calcinados? en otro hoyo de la piedra se encontró una cajita de madera trabajada con poca perfección, con una chapita de madera que le sirve de llave, dentro de la cual se observan también unas cosas blancas y encarnadas y en este estado se conservan hasta nueva inspección advirtiendo que los hoyitos de madera contenían agua cristalina muy purificada, la cual se conserva hoy también en su frasquito de cristal lacrado hasta nueva inspección».
También la cajita de madera tenía un texto escrito muy parecido al de la piedra y todo ello (la piedra, las cajitas y los frascos con el agua) se depositó en la parte destinada a sagrario del mismo altar de Nuestra señora del Rosario.

Posteriormente, el 12 de abril de 1881, don Jesús Rodríguez, un catedrático del Seminario Conciliar de Oviedo, visitó la iglesia y estuvo transcribiendo sus inscripciones, leyendo esta de la que estamos hablando, tanto en la piedra como en el pequeño pergamino que apareció en la cajita como un texto latino: De lignum Jesus Cristi, y más cerca en el tiempo, el profesor Diego Santos la tradujo en su libro Inscripciones medievales de Asturias, editado en 1994, como «Del leño del señor a San Grogio», lo que indicaría que aquella reliquia dedicada a este santo no era otra cosa que una de las numerosas astillas de la cruz de Cristo que se reparten por toda la cristiandad.
La práctica de guardar reliquias de todo tipo ha sido muy habitual en el mundo católico, sirva el ejemplo de que el rey Felipe II tenía 507 relicarios con 7.422 reliquias para que le ayudasen a curar la gota. Muchas procedían de las iglesias románicas, donde era obligado depositarlas bajo las piedras de los altares para que los fieles las venerasen. Estos pequeños estuches se conocen como «lipsanotecas», una palabra derivada de otras dos griegas que se puede traducir como «depositado en una caja» y suelen ser de madera, aunque varían en su forma, a veces están decoradas y en ellas se depositaban huesos de santos o mártires u otros objetos sagrados.

Más escasas son las que contienen fragmentos de la Santa Cruz, la reliquia más venerada por la Iglesia, por ello, los relicarios que las guardan son más lujosos y casi siempre tienen también forma de cruz, lo que no sucede con las cajas de Serrapio, pero su forma en este caso sería lo de menos porque ya han visto como, a juzgar por el relato del párroco, lo que había en ellas no eran trozos de madera y si hubiese existido la mínima posibilidad de relacionar aquellos restos con la cruz de Cristo, se habrían llevado inmediatamente a un lugar seguro para que no se perdiesen.

Nunca sabremos qué contenían las dos arquitas ni lo que realmente estaba escrito sobre ellas, porque el supuesto San Grogio no figura en el santoral, a pesar de que se le ha querido vincular con San Jorge solo porque los dos nombres se parecen. Pero a mí, seguramente igual que a ustedes, lo que más me llama la atención es la conservación del agua cristalina. Primero, porque los relicarios de madera siempre se guardan en un lugar seco y es extraordinario que en este caso se hayan sumergido en un líquido sin razón aparente. Segundo, porque es verdad que si el agua permanece en el lugar adecuado puede aguantar sin corromperse mucho tiempo?pero estamos hablando de cientos de años y además, aunque la madera de una de las cajas sí se pudrió, el líquido no resultó afectado. Ya lo ven, un verdadero misterio que pertenece a ese 1% de las certezas irracionales hasta que alguien le encuentre una explicación.

Iglesia de San Vicente de Serrapio (Aller)

(C) Geijo
La iglesia de San Vicente de Serrapio, en el concejo de Aller, situada a 1 kilómetro aproximadamente de Serrapio en un lateral de la carretera sobre un mirador con vistas al valle medio del Aller. Tiene origen prerrománico aunque no se mantienen ya conservados los elementos arquitectónicos anteriores al siglo XII. Podíamos clasificar a esta iglesia con un estilo gótico tardío de carácter rural. Fue declarada Monumento Histórico Artístico el 15 de noviembre de 1983 y pertenece al arzobispado de Oviedo.

Es una iglesia románica rural del s. XII, con numerosas reformas y añadidos. Conserva una lápida de carácter votivo dedicada a Júpiter, por lo que se supone que la iglesia está emplazada sobre un edificio de culto pagano, de época romana. Según otra inscripción que se conserva, el antiguo templo se consagró en el año 894 o 994.
El templo presenta un pórtico a los pies, espadaña de dos ojos y dos puertas de ingreso resueltas mediante arco de medio punto sobre sencillas jambas.

La iglesia consta de una triple nave dividida por pilares de madera. A ambos costados adosa dependencias y se cubre con armadura de madera a dos vertientes, datable en el siglo XVI-XVII. Al norte anexa un baptisterio, una sala que conserva las inscripciones referidas y una sacristía con pintura mural  de época medieval. Y en la otra orientación, adosa una estancia alargada o posible cabildo. Presenta así mismo, una cabecera tripartita compuesta por un ábside central semicircular, cubierto por bóveda de horno y precedido por tramo recto con bóveda de cañón.  Este ábside está flanqueado por dos capillas laterales de muro recto y abovedadas.
Resulta destacable el arco triunfal doble, que descansa sobre dos pares de columnas con capiteles historiados, y podio que se extiende a las capillas laterales.
En el exterior, bajo la cornisa, conserva canecillos tallados de temática variada. Y una banda de sillar labrada con dientes de sierra que recorre a modo de zócalo el ábside central.
El conjunto de pinturas murales que se desarrollan en las capillas del ábside, presentan numerosas pérdidas y alteraciones por repintes, además de constatarse la existencia y convivencia con decoraciones murales anteriores.

En la capilla de la izquierda, una guirnalda longitudinal en el tramo alto de la bóveda separa las dos arquerías fingidas, trazadas a partir de la línea de impostas. Cada una consta de tres arcos de medio punto que sitúa a un personaje o una escena. En las arcadas de la izquierda se conserva la representación de un báculo, restos de un cabeza y un árbol y la coronación de la Virgen. A la derecha, se representa un sol bajo un toldo, un árbol y un recipiente; en la siguiente capilla se sitúa un personaje nimbado con un cuchillo en alto, y una figura recostada. En el testero, flanqueando el vano, aparecen de pie y en posición frontal san Juan Bautista y san Andrés Apóstol, ambos nimbados.

La capilla de la izquierda  acoge la representación de  san. Cosme y san Damián, dispuestos también uno a cada lado del vano, nimbados, afrontados y portando los atributos correspondientes.

Pinturas del ábside 
De la decoración de los muros laterales de la capilla mayor quedan vestigios de las escenas dedicadas a la Pasión de Cristo, que iban contenidas por dos cenefas, una de dientes de sierra y la otra en damero. Estas escenas se repiten, no sin modificaciones, en el muro curvo del testero junto a la imposta definiendo los dos registros. En el piso inferior aparecen dos escenas separadas por el vano. De izquierda a derecha se representan las Lamentaciones sobre Cristo muerto (que relata el momento en el que Cristo reposa en el regazo de la madre, acompañada en el duelo por las Santas Mujeres y san  Juan), la Crucifixión (con María representada a la derecha del hijo, que es mostrado exánime en el madero, mientras el ángel recoge la sangre en el Grial). Sobre la ventana, dos ángeles alados flanquean la cruz de la victoria, smbolo de la resurrección de Cristo sobre muerte, anticipando el tema del segundo registro.


Separadas por la línea de imposta, y por la secuencia de las tres cenefas, se representa la Resurrección: Cristo resucitado define junto a san Pedro el eje compositivo, situando a su derecha a la Virgen y a los santos, y a la izquierda  a la iglesia militante.

Fuente: Pintura mural asturiana

Los megalitos de El Padrún (Aller)


En la parroquia allerana de Boo, en la vía romana de La Carisa, se encuentran los Megalitos de El Padrún, un monumento formado por dos estructuras funerarias de tipo dolménico. . Junto a este yacimiento aparecen otros muchos diseminados por los cordales en Piñeres, El Pino o Vega. Tiene su origen entre los siglo V y III a.c. y fue obra de poblaciones sin vivienda fija, dedicadas a la caza y el pastoreo. Es posible que aquí se enterraran a los jefes o guerreros destacados de  estas poblaciones por los grabados que se hacían de escenas de caza o guerra.
El dolmen era una estructura de carácter funerario, lo que nos indica que ya tenían un sentimiento religioso, formada por una cámara en la que se enterraba el cuerpo y sobre ella se hacía un túmulo, que a su vez de rodeaba de dos grandes piedras en posición vertical y una horizontal sobre ellas.
En Asturias no se ha encontrado ningún resto humano en estos enterramientos, debido, al tipo de terreno ya que son suelos muy arcillosos.
Otra prueba de que este lugar ya fue poblado desde tiempos antiguos es la existencia de otra necropolis en el mismo cordal, la necrópolis tumular de Espines.  Desde este lugar se divisa el enclave funerario de La Cobertoria  en el vecino concejo de Lena. Hay que tener en cuenta que estos pueblos tenían que hacer frente a las amenazas de otros pueblos enemigos por lo que era muy importante que funcionase la comunicación para avisar de los posibles peligros de ahí que ocupasen lugares altos desde los que dominar amplias extensiones de terrenos y que, a la vez, resultaban de difícil acceso para el enemigo. Esto permite, por lo tanto, ver y no ser visto, imprescindible para la defensa de aquellos pueblos ante cualquier amenaza sobre su territorio.
En cuanto a la tradición popular, entre los vecinos de Boo existe la creencia de que se trata de un cementerio celta, aunque la presencia de la cultura y pueblos celtas en esta zona es posterior en el tiempo a esta cultura megalítica. Suele ser habitual que en torno a estos restos antiguos surjan leyendas sobre la presencia de los moros y de tesoros; a este respecto existe un dicho  entre los mayores de Boo que habla de la presencia de oro en un paraje cercano conocido como Les Tixeres:
“Nes Tixeres Cimeres
baxo una piedra caliar
hai tres arrobes d’oru
tsabraes y ensin tsabrar."



Fuentes: educastur, turismo aller, turismo Asturias, arqueología en Asturias. 

martes, 16 de febrero de 2016

Mujeres en las minas: de cuatro a cien mineras en dos décadas

María de los Ángeles Llaneza, María Shirley Sánchez, María Virginia Domínguez y Maríadel Carmen González abrieron el camino.

Pioneras.María de los Ángeles Llaneza, María Shirley Sánchez, María Virginia Domínguez y María del Carmen González fueron las primeras mujeres que penetraron en el interior de una mina.
Sentencia.Las mineras pudieron incorporarse a sus puestos gracias a una histórica sentencia del Tribunal Constitucional, que daba la razón a la asturiana ConcepciónRodríguez en su demanda contra la compañía hullera.
Plantilla.En Hunosa, en la actualidad, trabajan 101 mujeres y 973 hombres en el interior de los pozos. En el exterior, hay 68 féminas y 211 varones. 
Las dos primeras mineras que entraron al pozo Pumarabule,
el 17 de enero de 1996.
El 17 de enero de 1996 es una fecha clave en la historia de la minería y de la conquista de derechos por parte de las mujeres. Ese día de invierno de hace dos décadas, cuatro mineras entraron por primera vez en la oscuridad de un pozo. En concreto, de dos: Santiago, en Caborana, y Pumarabule. María de los Ángeles Llaneza, María Shirley Sánchez, María Virginia Domínguez y María del Carmen González fueron las pioneras. Las dos primeras comenzaron a trabajar en el yacimiento allerano y las otras dos hicieron lo propio en el sierense. Por aquel entonces, contaban con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años.
Alcanzar este hito acarreó numerosas y arduas luchas a las que puso fin una sentencia del Tribunal Constitucional. Concepción Rodríguez se había ganado su derecho a trabajar en la mina, pero no le bastó con superar las pruebas de selección convocadas por Hunosa en 1985. Pese a ser considerada apta para desempeñar las labores propias de una minera de interior, la empresa hullera se amparó en la protección al sexo femenino y rechazó su acceso al puesto. No fue hasta diciembre de 1992, cuando el órgano más elevado en la interpretación de la Constitución reconoció el derecho de las mujeres a trabajar en las explotaciones en las mismas condiciones que los hombres.
Casi mil hombres
El fallo llegó tarde para Rodríguez, que nunca llegó a bajar al pozo y pasó a formar parte de la plantilla del centro de formación de Hunosa de Langreo. Pero su empeño por demostrar la capacidad de las mujeres para ser mineras no fue en balde. De las cuatro primeras que accedieron al interior de una mina se ha pasado a 101 en estas dos décadas. Según los datos facilitados por compañía hullera, son 973 los hombres que desempeñan tareas dentro de las explotaciones. Además, 68 mujeres y 211 varones se encargan de las labores que se realizan en el exterior.A fecha de 1 de febrero de 2016, la plantilla sumaba 1.353 trabajadores

lunes, 15 de febrero de 2016

Postre asturiano: tarta venera de Navia y Boal

La venera es un postre principalmente naviego pero que también se hace en la zona de Boal. 

Este postre surge en la Edad Media y se popularizó gracias a los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. 

Esto es debido a que esta tarta se conserva muy bien y les aguantaba varios días y también por su gran aporte energético. Incluso hay unas jornadas gastronómicas dedicadas a este dulce, la "Fiesta de la Venera" que se celebra en agosto en el concejo de Navia y que tiene fines solidarios.

Os dejo una web en la que podéis encontrar la receta de este postre:

- la cucharina mágina

Postre asturiano: consejos paserinos y las casadielles de Mieres

Los consejos paserinos son un postre típico del concejo de Mieres que consiste en rosquillas horneadas a base de una masa quebrada dulce enriquecida con leche. Se pueden encontrar en algunas pastelerías. 

Además también destaca este concejo por sus casadielles (existe una cierta "rivalidad" entre el concejo de Aller y Mieres por las casadielles: las de Aller más largas y menos rellenas, las de Mieres más cortas y mas rellenas, ¿cuales son mejores?). En la romería de los Mártires de Valdecuna es típico hacer la subida (que no es pequeña) y cuando llegas arriba, ¡te recibe un puestín con unas casadielles exquisitas!

Os dejo una web en la que podéis ver la receta de este tan conocido  postre asturiano:

Postre asturiano: el panchón allerano

El panchón es un postre típico del concejo asturiano de Aller, donde se elabora en diferentes épocas del año, en la fiesta de Los Humanitarios de Moreda en noviembre, el día 8 de septiembre, en la fiesta de Soto de Aller o en agosto en las fiestas de Felechosa. Precisamente este pueblo tiene la fama de elaborar el mejor panchón de todo el concejo de Aller. 

Para preparar este plato se elabora un bollo especial con harina de escanda, un cereal negro de invierno, una variedad de trigo, propio de Asturias.  Fue el cereal de mayor producción en Asturias en la Edad Media, dada su buena adaptabilidad al terreno y a la climatología , o de mezcla de escanda y trigo. Después se desmigaja el bollo y se mezcla con manteca blanda y azúcar o miel. 

La tradición cuenta que en los días de romería, cuando los mozos abandonaban los chigres (bares asturianos) al amanecer, iban a casa de las novias para "la pidida del panchón" (pedir panchón), costumbre que aún pervive en algunos pueblos alleranos.

¿Alguien lo probó ya?

Postre asturiano: los borrachinos de Teverga


Hoy regresamos con otro postre, de esos de toda la vida: los borrachinos de Teverga (son muy típicos en Teverga, pero se hacen en toda Asturias).

Si hablamos de un postre antiguo, hablamos de un postre barato y con materias que tenemos en casa. Era un postre de gente poco adinerada y que endulzo la vida de muchos asturianos. Está elaborado a base de azucar, huevos y pan duro y después vino blanco (aunque hay sitios en los que lo hacen con leche para los niños ya que son mas suaves).

Recuerdo en que el Festival de la Sidra de Gijón hubo un año que los hacían con sidra dulce y estaban muy buenos. Se pueden encontrar en pastelerías pero aún así os dejo dos recetas de ejemplo:

- Belenciaga
- La Nueva España