Bello esta situado en un valle por el que se llega tomando
en Levinco la carretera a la derecha, que construyo la Diputación Provincial.
Son unos dos kilómetros. Por este estrecho valle discurre el río Bello. La
reguera de Miareo, que nace en Renorios, vierte sus aguas al río Toral en
Viscayana y forman el Bello.
La parroquia esta bajo la advocación de Santa Olaya y limita
con las de Vega, Pelúgano, Cuérico, Conforcos, Murias y Cabañaquinta.
Bello, el pueblo que murió
y nació varias veces
Veamos la explicación de por qué decimos que Bello murió y
nació varias veces.
En 1694, desde Renorios a Viscayana se produjo un gran “argayu” (gran desprendimiento de tierra y rocas) que
llegó hasta la confluencia de los ríos Toral y Miareo, formándose con las
tierras un enorme dique, tras el cual, dado que las lluvias fueron torrenciales
y abarca esta zona una amplia cuenca hidrográfica, se formo un pantano que
colgaba sus aguas peligrosamente sobre Bello. Una vez lleno y rebosantes las
aguas, comenzaron a arrastrar material
de alubión por el estrecho valle, y fue todo a depositarse en el primer ensanchamiento
de la cuenca: el Turgán, en el comienzo de Bello, tapando todo el pueblo que
quedó bajo el alubión. Dicen que del pueblo solamente quedaron en pie dos
casas: la más cimera y la más fondera.
El nuevo Bello nació. La gente ocupo los caserios diseminados
por los montes y las cabañas. Asi La Boza, La Corra Bustietxo, La Corra
Panicera, La Ceposa, El Cotayón, Enriarría, Felguerúa, Grameo, Iries,Pando,etc fueron caserios donde existen indicios de
haber sido habitados y fueron los que ocuparon estas gentes mientras se construía
el nuevo y actual pueblo de Bello. En el
año 1968 ya se comenzó a construir, naturalmente sobre el terreno de alubión
que las aguas habían depositado.
Al hacer excavaciones para construir el nuevo pueblo, era
frecuente encontrar habitaciones, útiles de labranza, y hasta la puerta de una
casa de La Foyanca, a 75 cm de profundidad, con jambas y dintel de piedra
caliza del país, labradas.
Ganado y oro negro
Antiguamente el pueblo de Bello era exclusivamente
ganadero. Manolo Fidalgo conserva entre
sus papeles viejos uno que trataba de un
pleito que tuvo lugar en el siglo XVIII. Fue el escribano desde Collanzo, con
el fin de hacer Dios sabe qué diligencia judicial, pero no encontró a nadie en
el pueblo. Esperó durante seis horas, y terminó por dar fe de que en el pueblo
no estaba nadie. Efectivamente, todos los parroquianos se hallaban atareados en
las faenas de la hierba. Era julio y en una época de bonanza.
Muy buenos pastos había en las praderías de Bello, que daban
su buena fama al ganado y por tanto buenos ingresos a los ciudadanos. Tres
curas se encargaban del culto en 1790, y no puede decidirse que viviesen mal
con los diezmos y primicias que el pueblo les ofrecía.
Pan, palabra con la que se denominaba la escanda, patatas y
un largo etc, eran las cosechas de aquellas tierras cercanas a las casas,
estando reservadas a pradería las más altas sobre el monte, reconociéndose como
las mejores de la parroquias las de Cordal, desde el Toral hasta Renorios.
Después vino la minería, que fue otra fuente de riqueza para
esta parroquia pero que nos daría para otro capítulo aparte.
Gente importante
De Bello también salió gente importante: Domingo Moro de
Rivera, capitán de la Marina y quien fundo la ermita del Corralón, en el siglo
XVII, de estilo barroco. Concretamente fue construida en 1698, bajo la
advocación de Nuestra Señora de las Nieves y Santo Domingo, según reza en un
fragmento de la tabla donde se lee la fundación, y que conserva el actual dueño
de la ermita. Domingo Antonio Ordóñez,
en el año 1757 era regidor del concejo de Aller, Francisco Solís Castañon que
fue también regidor y alcalde mayor de Laviana y quien construyó La Casona, que
es el edificio que más destaca hoy en Bello.
Y Juan García Lobo, nacido en 1824, ejecutor del traslado del
Ayuntamiento de Collanzo a Cabañaquinta en 1869.
Bello también dio algún hidalgo. Juan Antonio Argüelles y
González de Bello, originario de Mieres, probó y ganó hidalgía en la Real
Audiencia de Oviedo el 23 de diciembre de 1767. También aparece mucho el apellido Solís Castañón, pero
no hay ningún escudo, desde 1900 hacia acá.
Los vecinos, medios vecinos y sus normas de vecindad
Durante el siglo pasado había “vecinos” y “medios vecinos”.
Según las ordenanzas dictadas el 26 de febrero de 1846, se establecía quienes
serian vecinos entre los que se podían contar los hombres casados desde el dia
que tengan contraído matrimonio, esté o no viviendo con sus padres, suegros, hermanos u otra persona cualquiera y
los viudos que hagan de tutores de sus hijos.
Sin embargo, los medios vecinos eran las viudas que mantuviesen el hogar
y que no fueran tutoras de sus hijos.
También establecían una serie de leyes de vecindad, como por
ejemplo: era obligatorio que todos los padres enviasen a sus hijos a la escuela
hasta la edad de 15 años. Si no lo cumplían eran multados con 5 reales, que
eran aplicados para la dotación del maestro. Bajo la misma pena, estaban
obligados a acudir a los incendios, estando en lugares desde donde se viese o
sintiese la campana con la que se llamaba a “conceyu”.
El forastero que quisiera avecindarse en Bello, debería
presentar 6 testigos que acreditasen su honradez y además pagaba 50 reales que
eran aplicados para fondos del pueblo, sin cuyo requisito no se podía disfrutar
de ninguna de las utilidades ni aprovechamiento del pueblo. Los que fuesen del
concejo solo pagan 20 reales.
Existía una extraña tradición y cuyo origen es desconocido,
que obligaba a los vecinos de Bello a tener a los perros atados de continuo
desde el día 8 de septiembre hasta el día de San Martín, bajo la pena de 2
reales y un cuartillo de vino para el regidor.
Todos los vecinos, a principios de febrero tenían que
plantar dos cerezales, en un lugar que previamente se señalaba, bajo una multa
de dos cuartillos de vino. Así mismo deberían plantar para sí otros dos
cerezales y cuantos mas arboles frutales pudiesen. Tampoco estaba permitido vender truchas. Dos
reales de multa le costaba al vendedor, por cada una de ellas.
Otra curiosidad, es que según el articulo 2º del capítulo 13
de las ordenanzas, dice que ningún vecino podía admitir en su casa gente
forastera durante 24 horas. La multa que se le imponía era fuerte: 20 reales
para fondos del pueblo y un cuartillo de vino para el regidor.
Patrimonio y etnografía
Todos los años se celebran tres fiestas: Del Santu Maeru, San José y Santa
Bárbara. La patrona Santa Olaya fue decayendo en devoción.
La iglesia antigua fue sepultada con el resto del pueblo y
la actual, la iglesia parroquial de Santa Eulalia es típica del siglo XVIII,
con campanario de espadaña. Es llamativo el hecho de que esta iglesia tenga
orientado el campanario y la puerta principal hacia el perímetro del pueblo, y
que sea la parte de atrás de la iglesia la que mire hacia el pueblo. Desapareció
también un altar dorado con panel de oro de estilo barroco y una estatua
dedicada a la Virgen María, de madera policromada del siglo XV, con un gran
valor artístico.
Destaca también el gran patrimonio etnográfico (hórreos,
paneras, casas rurales,…) de la parroquia. La casona
palacio de los Solís Castañón, que data del siglo XVIII y presenta una
estructura de bloque cuadrado, de dos plantas, con una torre de tres plantas
adosada en el lado este. la fachada principal antigua era la septentrional y en
ella aun se puede ver la portada de arco de medio punto, formada por dovelas de
gran tamaño. tiene un alero de nogal, ademas de otros aleros en castaño,
alternando dragones y águilas.
Bello es punto de partida para rutas de montaña, como la que
lleva al alto de Coto Bello, lugar de vistas espectaculares, y desde donde se
divisa una antigua mina a cielo abierto de Hunosa, ahora restaurada.
Bien conocido es su trail por Coto Bello.
¡Hasta aquí una pequeña introducción a uno de los pueblos que más me gustan de Aller y que animo a visitar!
Fuentes consultadas: Archivo histórico minero, Archivo histórico de Asturias, Asturnatura, Rutas por los pueblos de Aller.
¿ porque vivio en Caleao, el sr Solis ?
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