viernes, 11 de marzo de 2016

Mina La Esperanza: los mártires del carbón (Aller)

(C) Jose Hortensio Velasco
La mina La Esperanza o más conocida como “El Picu” es una mina de montaña en la parroquia de Boo.  Esta mina pasó por varios propietarios, donde destaca la Sociedad Minera La Montañesa (Burgos) o el Marqués de Comillas don Claudio López Brú. En todo el valle allerano, la Sociedad La Montañesa cuenta en el momento de la tragedia con tres importantes grupos mineros: Conveniencia, Legalidad y Boo, al servicio de Don Manuel Montaves Martínez.  Esta última, Boo, es un conjunto de tres minas: La Fontina, La plaza y La Esperanza.
El día 2 de enero de 1889, a media mañana, en la Mina La Esperanza se produjo una explosión de grisú que  causo la muerte de 30 mineros, de los cuales 24 se hallaban en la zona de la deflagración y 6 morirían al entrar a rescatar a sus compañeros.  Hay que recordar, que el día antes muchos mineros habían celebrado el Año Nuevo con excesos suficientes como para faltar al día siguiente al trabajo. Ese absentismo les libro de la muerte.
Es indudable que a la imprudencia de un minero se debe esta horrible catástrofe. Todos llevaban lámparas de seguridad y se cree que aquélla fue ocasionada, bien porque alguien encendió alguna cerilla aplicándola a la rejilla de la lámpara, o bien porque se haya quebrantado ésta por efecto de algún golpe.
Los desperfectos en el interior de la mina no fueron de consideración. Sólo en el punto donde ocurrió la explosión vinieron al suelo o se resintieron varias entibaciones, y quedaron destrozados algunos vagones y muerto el buey que los conducía. En esta parte inferior, que fue donde se originó la explosión, perecieron 17 personas, y en la parte superior se hallaban once cadáveres.
Durante esta horrible tragedia, esta zona sufría un ataque de epidemia, por lo que el cementerio que había en aquel momento no podía albergar tantos cadáveres y se construyo el actual cementerio de Bustiyé.  
Las víctimas de este accidente fueron:  
  • José García Valdés:  42 años, Langreo, entibador
  •  José Mallada Fernández: 36 años, Morcín, entibador 
  • Florencio Mallada Fernández: 25 años, Morcín, vagonero 
  • José María Menéndez Mazcorta: 48 años, Solo del Barco, barrenista
  •  Anacleto Martínez: 33 años, Morcín, barrenero 
  • Juan Trapiello Alonso: 21 años, Moreda de Aller, caballista (mulero y cargador)
  •  Blas Díaz Fueyo García: 21 años, Moreda de Aller, rampero y ayudante de asentista 
  • Ramón Ovide Lastra: 27 años, Galicia, picador 
  • Antonio Álvarez Fernández 26 años, Mieres, picador 
  • Celestino Arias Fernández: 23 años, Boo, picador
  •  Manuel García Setal: 25años, Boo, picador 
  • Manuel Mallada Sariego: 38 años, Morcin, vagonero 
  • José Pérez Gutiérrez: 28 años, Boo, vagonero 
  • Pedro Delgado Hevia: 26 años, Lena, vagonero 
  • Inocencio Fernández: 24 años, Morcín, vigilante 
  • Juan Otero Iglesias: 50 años, Riosa, rampero y cargador 
  • Antonio Martínez: 22 años, Trubia, rampero 
  • José Zapico Laviada: 29 años, San Martin del Rey Aurelio, picador 
  • Carlos Fernández Tuñón: 28 años,  Morcin, picador
  •  Silverio Hevia Blanco: 32 años, Morcin, picador
  •  Bernardo Fernández Campo: 28 años, Morcin, picador
  •  José Canga García: 20 años, Mieres, rampero 
  • Prudencio Canga García: 13 años, Mieres, pinche del ventilador
  •  Buenaventura Fernández Viejo: 21 años, Quirós, rampero
  •  Nicolás Palacios Quiñones: 16 años, Morcin, rampero
  •  Prudencio Díaz Álvarez: 32 años, Quiros, picador
  •  Paulino García León: 22 años, Pelúgano (Aller), vagonero
  •  Juan Díaz Álvarez: Mieres, asentista de vía 
  • José Fernández Fernández: Morcin, rampero

Estos dos últimos no constan en el libro de enterramientos de la parroquia  de Boo ya que estos fallecieron posteriormente a consecuencia de las graves quemaduras. Resulta curioso que la mayoría de las víctimas eran morciegos y mierenses, ya que en esa época, los alleranos preferían trabajar en el campo que en la mina.  El Marqués de Comillas socorrió a las familias de las victimas con cantidades variables, según el número e huérfanos o en relación al tamaño de la familia. En 1989 se construye a través de la Sociedad de Festejos Virgen de la Peña, dirigidos por Manolo el de Mercedes, Chus Corralá y Benigno “el gaiteru”, el recoger todos los nombres de los fallecidos para elaborar una placa con sus nombres, levantada el 14 de septiembre de 1997, festividad de la Virgen de La Peña, que debe el diseño a José Manuel Miranda Fernández.  Actualmente, la capilla que se sitúa en la bocamina, es visita por numerosas personas, pero en especial el día de la fiesta local, donde se homenajea a las víctimas. 

Fuentes; archivo histórico minero, el comercio, catástrofes mineras asturianas tomo I. 

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