sábado, 5 de marzo de 2016

Unas huellas halladas en Villaviciosa revelan cómo echaban a volar los pterosaurios

La "Costa de los dinosaurios" sigue revelando secretos del pasado. El equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) ha descubierto en el yacimiento de pterosaurios de Tazones, en Villaviciosa, huellas que explican cómo echaban a votar estos reptiles voladores. Además, en el yacimiento de Tereñes, en Ribadesella, se han hallado cuatro rastros paralelos de ornitópodos (saurios herbívoros dotados de pies con tres dedos, como las aves), que evidencian un comportamiento gregario, en grupo o manada. Todo ello ha sido incluido por Laura Piñuela, integrante del equipo científico del MUJA, en su tesis doctoral, titulada "Huellas de dinosaurios y de otros reptiles del Jurásico Superior de Asturias", dirigida por el catedrático de Paleontología de la Universidad de Oviedo Luis Carlos Sánchez de Posada, que fue leída el pasado día 22 en la Facultad de Geología.
Piñuela repasa en su trabajo los hallazgos del equipo científico del MUJA y destaca que el elevado número, la gran diversidad y la excelente conservación de muchas de las huellas de reptiles hace que los yacimientos del Jurásico de Asturias en general, y la colección del museo en particular, tengan gran relevancia internacional. De hecho, la colección de huellas del MUJA es una de las más completas del mundo.
Según Piñuela, que leyó la tesis arropada por familiares, amigos y compañeros, las rocas del Jurásico Superior de Asturias presentan la más alta diversidad mundial de huellas de vertebrados. Así, las huellas halladas en la "Costa de los dinosaurios", que se extiende desde el cabo Torres, en Gijón, hasta la playa de Arra, en Ribadesella, han permitido reconocer trece icnogéneros: ocho de dinosaurios, uno de pterosaurio, dos de cocodrilos, uno de tortugas y uno de lagartos jurásicos. La tesis de Piñuela, desarrollada con el material de la colección del MUJA (más de 4.400 ejemplares) y del que aún permanece en los acantilados.
En el caso de Asturias, el mayor número de huellas y con mejor conservación aparece cuando los vertebrados se desplazaban sobre barro y los huecos se rellenaban con arena. Y es que los rellenos de arenisca son muy resistentes a los procesos de erosión y meteorización en los acantilados, por lo que conservan a menudo con todo detalle las características de los pies y manos de los animales, las garras, las almohadillas digitales y plantares y hasta las impresiones de la piel.
En el grupo de los terópodos, en el que figuran por ejemplo los allosaurus, carnívoros bídedos con garras de hasta 9 metros de altura, se han hallado en la "Costa de los dinosaurios" huellas en las que aparece la impresión de la semimembrana que une los dedos. Piñuela destacó que las huellas indican que los terópodos, al introducir el pie en un sedimento fangoso blando, aumentaban sus ángulos interdigitales, mientras que durante la extracción retiraban ligeramente el pie hacia atrás y juntaban los dedos. En algunos casos no hay evidencia de garras, porque el deslizamiento de la parte dorsal de los dedos sobre el extremo anterior de los huecos los elimina. Uno de los descubrimientos más destacados sobre este grupo se corresponde con las icnitas del pie derecho de un rastro hallado en Argüero, que evidencia una malformación o una fractura: el dedo más externo formaba un ángulo recto con el pie, pero dado que la huella del otro pie no aparece, los científicos creen que o bien el defecto no le afectaba en su vida cotidiana, quizá por ser una malformación de nacimiento, o bien era consecuencia de una fractura de hacía tiempo y ya asumida y superada por el animal. Esta huella es una de las escasas referencias de patología en dinosaurios basada en caracteres icnológicos, destacó Piñuela.
Entre las huellas de ornitópodos, herbívoros bípedos que llegaron a medir hasta seis metros de largo, destacan los cuatro rastros paralelos hallados el yacimiento de Tereñes, que según Piñuela suponen la primera evidencia indirecta de un comportamiento grupal, similar al de muchos herbívoros y aves en la actualidad, así como de la existencia de ejemplares de talla media a grande en el Jurásico. Más aún: en los cuatro rastros los científicos han concluido que uno de los individuos empujó a otro.
Por su excelente conservación, algunas de las huellas de saurópodos (grandes saurios herbívoros y cuadrúpedos) halladas en Asturias se cuentan entre las mejores del mundo. Algunas de ellas, además, son las más grandes que se han hallado hasta ahora. Destaca sobremanera una icnita de saurópodo cuellilargo de 1,25 metros hallada en La Griega, que se correspondería con un animal gigantesco, de más de 60 toneladas de peso. De hecho, no se han hallado aún en todo el mundo esqueletos de ejemplares de semejantes dimensiones, pues los mayores conocidos se corresponderían con saurópodos de entre 20 y 40 toneladas.
Pero las huellas de la "Costa de los dinosaurios" revelan mucho más. Por ejemplo, como expone Piñuela en su tesis, que los saurópodos se refugiaban en zonas de fango, barro y aguas profundas. Unas zonas en las que los carnívoros no podían adentrarse sin poner en riesgo su vida, pues al ser bípedos eran mucho más inestables y sus cortas patas delanteras no eran suficientemente largas ni fuertes como para que les ayudaran a levantarse si se caían. Así explican los científicos del MUJA que en estas zonas fangosas se hallan encontrado muchísimas huellas de herbívoros y ninguna de carnívoros.
La relativa abundancia de icnitas de estegosaurio (herbívoros cuadrúpedos con púas o placas óseas) en Asturias podría deberse, según Piñuela, a que en otras partes del mundo muchas de ellas fueron atribuidas erróneamente durante mucho tiempo a saurópodos. El MUJA alberga la mejor colección del mundo de este tipo de grandes saurios.
Por lo que respecta a los pterosaurios, grupo "favorito" de Piñuela, en el yacimiento de Tazones, el mejor conservado y el de mayor concentración de huellas por unidad de todo el mundo, se han hallado icnitas en las que se observan por primera vez las impresiones de las semimembranas interdigitales de las manos y las tegumentarias de los pies. Entre ellas se describen un par de icnitas que delatan el mecanismo de despegue de estos reptiles: para tomar tierra abrían los dados todo lo posible con lo que aumentan la estabilidad, mientras que para despegar juntaban los dedos y los impulsaban hacia atrás y hacia arriba. ¿Cómo han podido sacar todas estas conclusiones los científicos del MUJA a partir de unas huellas? Entre otras razones, por la que denominan "la joya de la corona", que presenta cuatro formas distintas de la misma huella. Pero también porque los yacimientos asturianos, en tres dimensiones y formados casi en exclusiva por contramoldes (los rellenos de los huecos), permiten descubrir muchos aspectos de la vida de los dinosaurios,. Y también porque las escamas de la piel dejan estrías en las pisadas, y a partir de ellas se puede reconstruir el movimiento del pie.

Fuente: el comercio

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