lunes, 29 de febrero de 2016

Breve resumen de la Estación del Norte de Gijón

La incidencia del ferrocarril en la ciudad de Gijón es fundamental para entender su desarrollo y ordenación urbana. Gijón llegó a contar con tres  estaciones término pertenecientes a tres compañías ferroviarias: Langreo, Norte y Carreño.
El edificio que alberga actualmente el Museo del Ferrocarril de Asturias entró oficialmente en servicio el 23 de julio de 1874, con la inauguración del tramo Gijón-Pola de Lena. Fue construido por la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste, siguiendo el proyecto del ingeniero Melitón Martín, empleando una arquitectura estandarizada. Así el proyecto de estación de primera clase fue el mismo en las estación de La Coruña y Gijón. Su lenguaje arquitectónico resulta ecléctico; zócalos, cornisas, pilastras…formalizarán la base de la composición del edifico.
Gijón, como única terminar en Asturias concluyó, además, otro conjunto de inmuebles: cocherones para carruajes, depósitos de agua, muelle cubierto de mercancías y una ronda de locomotoras. En el contexto de la arquitectura ferroviaria española la estación  presenta dos rasgos de interés, primero su antigüedad respecto a las demás de categoría semejante a las líneas de la Compañía del Norte, a las que inevitablemente esta vinculada  y en segundo lugar, el ejemplo gijonés supone uno de los primeros pasos hacia el periodo de sofisticación estilística ferroviaria, detectado para el caso español a partir de 1870.
La estación fue el foto de atracción para la creación de industrias y asentamientos obreros. Por ella llegaban campesinos, emigrantes, intelectuales, burgueses y aristócratas, por ella salían los carbones de la cuenca y circulaban un sinfín de mercancías de todas clases. Los limites de la estación separaban dos formas enfrentadas de urbanismo: la caótica ciudad industrial y el municipio legislado y ordenado.

Tras casi 116 años de servicio ininterrumpido, como verdadera puerta de la ciudad, y en manos de sucesivas compañías ferroviarias, el 28 de enero de 1990, hizo su entrada en la estación el ultimo tren de viajeros. Tras un corto periodo de desuso fue acometida su rehabilitación y convertida en el edificio  principal del Museo del Ferrocarril de Asturias. 

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